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Bloque Espiritual - Especial 1

4/8/2013

 

ÉL ES UN SUMO SACERDOTE,
EN SU TRONO HACIENDO INTERCESIÓN
(Parte 1)

"Por tanto, teniendo un gran Sumo Sacerdote, que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas; sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro." (Hebreos 4:14-16).
Escuchen lo que dijo al respecto en citas del año 1963:

Ahora, los misterios del Libro son revelados cuando los Sellos son abiertos. Y cuando los Sellos son abiertos completamente, entonces el tiempo de la redención cesa; porque el Cordero deja el lugar de intercesión para salir a reclamar lo Suyo. Entre eso Él era el Mediador. Pero cuando ocurre la verdadera revelación acerca de los Sellos, a medida que se empiezan a abrir, el Cordero está saliendo del santuario. Eso es conforme a la Palabra. Lo leímos anoche. Él vino de-de en medio y tomó el Libro, entonces ya no es Mediador. Pues aun ellos lo llamaron el León, y eso es el Rey; y entonces Él no es Mediador.

Ahora el Cordero, acá durante el tiempo de intercesión, Él sabía que allí había nombres, colocados allí desde antes de la fundación del mundo. Y mientras todos esos nombres no habían llegado a ser manifestados en la tierra, Él tenía que quedarse allí como Intercesor. ¿Entienden? ¡Allí está perfectamente la predestinación! ¿Ven?

Muy bien. Él tenía que quedarse allí porque Él vino a morir por todos aquellos que Dios había ordenado para Vida Eterna. ¿Ven? ¿Ven? Él los vio por Su conocimiento previo, no por Su propia voluntad. Su voluntad es que no se pierda ninguno. Pero por Su conocimiento previo Él ya sabía quién y quién no.

Entonces mientras faltara un solo nombre que no había sido declarado en la tierra, Cristo tendría que quedarse allí como Intercesor para redimir ese nombre. Pero tan pronto como ese último nombre haya sido echado al cloro o blanqueador, allí terminarían Sus días de intercesión. “El que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es santo, santifíquese todavía”. ¿Ven? Entonces Él deja el santuario, y se convierte en Tribunal de Juicio. ¡Ay de todos aquellos que están fuera de Cristo en ese tiempo!

Vean, No es como muchas veces pensamos, que Dios va buscarse unos cuantos miles de personas solamente de esta edad para levantarlas. Son los Elegidos de todas las edades. Por eso Cristo tiene que permanecer sobre el trono de mediación como un Intercesor hasta que el último entre en la última edad. Y entonces estas revelaciones de todo lo que ha sucedido, salen a la luz, y el pueblo puede ver todo lo que ha sucedido. [1]

Ahora lo vemos como un Libro de Redención. Luego volvimos para ver el Pariente Redentor, y lo estudiamos, para ver cuál era Su obra. Y por todos estos años, Cristo ha estado haciendo la obra del Pariente Redentor. Todos los que entienden eso digan, "Amén". Él ha estado haciendo la obra del Pariente Redentor. Pero vendrá el tiempo cuando la obra de redención cesará. Y cuando cese la obra redentora, entonces Él deja el Trono de Dios, donde ahora está sentado. Pero ese no es Su Trono. “Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi Trono, así como yo he vencido, y me he sentado en el Trono de mi Padre” (Ap. 3:21). Ese no es Su Trono. Ese pertenece a Dios, el Espíritu. No pertenece a Cristo, el Cordero. Él es el Dios encarnado, el cual es el mismo Dios hecho carne.

Ahora, él no había notado eso antes. ¿Por qué? Él había estado allá atrás, haciendo Su trabajo de mediador; porque Él estaba sangrando a favor del pueblo; intercediendo por el pueblo hasta que entrara la última alma que había sido puesta en el Libro de la Vida del Cordero antes de la fundación del mundo. Habrá un cierto número y no más. Eso es todo. Los demás no tendrán ni el deseo de entrar; ellos no tienen ningún deseo de entrar. Así que entonces, cuando entre esa última alma, entonces termina el tiempo de la redención. Entonces el Cordero viene para reclamar Sus derechos tocante a lo que Él ha redimido, y eso es toda la creación. La tierra y todo le pertenece a Él. ¿Ven? Él lo ha redimido con Su propia Sangre. Y cuando Él vino para tomar este Libro para abrirlo, pues ellos estaban... Juan cesó de llorar. Él miró y este Cordero era un Cordero inmolado. Ya había sido sacrificado pero ahora estaba vivo nuevamente.

Y hallamos que un cordero inmolado es un cordero todo sangriento, sangrando por todas partes, ha sido sacrificado. Y después de inmolado, había resucitado. Estaba sentado en el Trono, así detrás del Trono, intercediendo por todas aquellas almas que habrían de venir. Luego cuando el último estuviere presente, y fuese completado, Dios todavía tenía el Libro de la Redención. Por ahora Él está haciendo la obra de Pariente. Como cuando Booz fue allá, y Rut estaba sentada allí esperando hasta que Booz... quiero decir, Booz hizo la obra del pariente redentor.

Ahora, el mundo va de mal en peor. Y el pecado se está amontonando, y la enfermedad, y los problemas, y la muerte y el dolor. Los hombres y las mujeres impías mueren a diario. El cáncer se los come, y tantas otras cosas, cuando no pueden apropiarse de suficiente fe para extender la mano y agarrarse del remedio. Ahora noten. Pero cuando todo hubo terminado, después que hubo terminado Su obra de intercesión, Él sale y toma el Libro de la mano de Aquel. Y luego Juan y todo lo que estaba en el Cielo, y comenzaron... Las almas debajo del altar comenzaron a clamar (esto lo veremos de nuevo en el Sexto Sello). ¡Y cómo se regocijaron! Y-y los ancianos se postraron y derramaron las oraciones de los santos (Ap. 8:1-5). Y las almas debajo del altar clamaron: "Digno eres porque nos has redimido para Dios, Y vamos a volver a la tierra para vivir como reyes y sacerdotes". Oh, hubo un gran... (Ap. 5:8-10).

Y Juan dijo, "Todos en el Cielo, y todos debajo de la tierra, y todos" le oyeron alabando a Dios al respecto. Uds. saben, Juan sin duda halló su nombre escrito allí. ¡Todo ese tiempo! (Ap. 5:11-14).

Entonces él dijo: "Él es digno de tomar el Libro de la Redención". Ahora ya no le pertenece al Juez, sino que le pertenece al Redentor, y Él ya ha hecho la obra de redención.

Ahora Él le va a mostrar a la Iglesia lo que ha hecho. Amén. ¿Ven? Entonces Él simplemente toma... Pero el Libro está cerrado. Nadie sabía nada. Sabían que era un Libro de Redención, allí encima, pero habría de ser revelado en los últimos días. De acuerdo a Apocalipsis 10, al séptimo ángel se le ha de dar el Mensaje de Eso. Porque dice, que, “En el tiempo de la séptima edad de la iglesia, el séptimo ángel, cuando él suene la trompeta, todos los misterios de Dios debieran ser consumados para el tiempo de su sonar". Luego, después de que es revelado, el Ángel baja del Cielo, el cual es Cristo. Ahora recuerden, este ángel está sobre la tierra, un mensajero. Cristo desciende, lo podemos ver en el capítulo 10 de Apocalipsis; pone un pie sobre la tierra y otro sobre el mar; con el arco iris sobre Su cabeza, ojos y pies como fuego, y demás; y Él levanta la mano derecha y jura por el que vive por los siglos de los siglos sobre el Trono, que "Él tiempo no será más".

Y eso es exactamente. No hay tal cosa como la "Iglesia Cristiana Metodista". Esa no es una iglesia, es más bien una logia. Bautista, esa no es una iglesia, es una logia. Hay una sola Iglesia, y esa es el Cuerpo místico de Jesucristo. Y uno es nacido allí, correcto, por predestinación. Correcto.

"Todo lo que el Padre me ha dado, vendrá; ninguno puede venir a Mí, a menos que el Padre no le haya llamado. Todo lo que me ha dado, vendrá". Así que allí está.

El Cordero se mantiene allí intercediendo hasta que entre el último. Suena la campanita y entonces Él sale para tomar Su posesión, allí es todo; lleva Su Iglesia al Hogar, sus súbditos. Y lanza Su enemigo al Lago de Fuego, y todos sus súbditos entran allí con él, eso es todo. Luego nosotros saldremos caminando en el Milenio. [2]

Hermano, hermana, amigo, escudriñen su corazón. Yo he estado con Uds. por mucho tiempo. Ya van como treinta y tres años. ¿Ha habido la ocasión cuando les haya dicho algo en el Nombre del Señor que no haya acontecido? Busque a Cristo ahora mismo, mientras tiene la oportunidad. Puede suceder que pronto llegue el tiempo cuando no lo podrá hacer. ¿Ven? En cualquier momento El podrá levantarse del Trono de intercesión; entonces Ud. podrá llorar y clamar con todo su corazón, podrá brincar, hablar en lenguas, correr de allá para acá, y hacer todo lo que quiera, y hasta unirse a todas las iglesias del mundo, pero ya no habrá cloro para quitar sus-sus pecados. Entonces ¿qué hará, dónde se hallará Ud.?

Pues, yo creo con todo mi corazón que todavía hay acceso al Trono, y que Él todavía está sentado allí sobre el Trono de Dios. Pero ya muy pronto se levantará y vendrá para reclamar lo que ha redimido. Está haciendo la obra de Pariente Redentor, mientras Rut está esperando (Rut 3:18). Pero ya pronto, Uds. saben, cuando Booz terminó la obra de pariente, luego vino para reclamar su posesión. Eso es exactamente lo que la Biblia dice que Él hizo: Él se presentó y tomó el Libro. Entonces la intercesión habrá terminado; Él ya no estará sobre el Trono; entonces ya no habrá más Sangre sobre el propiciatorio. Entonces ¿qué será? El Trono de juicio. [3]

Cuando el Cordero fue inmolado, los nombres fueron puestos en el Libro de la Vida del Cordero desde la fundación del mundo (Ap. 13:8). En esta noche Él está en el Lugar Santo allá en la Gloria, como intercesor, intercediendo por todas esas almas cuyos nombres están en ese Libro. Y ninguno conoce ese nombre, sino Él mismo. Él es el que tiene el Libro en Su mano, y Él sabe que cuando haya entrado el último, entonces Su tiempo de intercesión habrá cesado. Entonces Él aparece para reclamar aquello por lo cual ha estado intercediendo. Ahora Él está haciendo la obra de Pariente Redentor, pero después aparece para recibir lo Suyo.

Luego Él derramó esa Sangre porque llegó a ser Pariente nuestro. Y fue el Pariente Redentor (Levítico 25:25-28). Y libremente derramó esa sangre. No tuvo que hacerlo. Pero la derramó libremente para redimirnos. Luego subió al altar de Dios y allí espera mientras Dios tiene el Libro de Redención en Su mano. Y allí está el Cordero sangriento sobre el altar de sacrificio. Allí está el Cordero, intercediendo, para redimir. [4]

Cuando Salomón oró, él oró: "Señor, si Tu pueblo dondequiera que fuera estuviera en problemas y mire hacia este monte santo, o lugar santo, y ora, escucha tú desde el cielo" (I Reyes 8:22-30; 9:1-3). Y Jonás confió que Dios escuchó la oración de Salomón porque él era un siervo de Dios (Jonás 2:5). Y si él pudo tener tanta fe en la oración de un hombre hecha en la dedicación de un templo terrenal, un hombre en medio de su rebeldía finalmente orando esa oración, en esas circunstancias con tales síntomas, tuvo tanta confianza que Dios escuchó su oración, ¿cuánto más deberíamos esta noche que estamos sentados delante de la presencia de Jesucristo resucitado, apartemos la mirada de nuestros síntomas hacia el mismo cielo, donde Jesús está sentado a la diestra de Dios (Hechos 7:54-56; Rom . 8:34), haciendo intercesión con Su propia sangre sobre nuestra confesión.

Yo creo que su presencia está aquí ahora para hacerme libre de toda esclavitud que Satanás puso sobre mí. Y miro hacia donde Él está sentado a la diestra de Dios, viviendo siempre para interceder por mí con Su propia sangre. Él está sentado allí como un Sumo Sacerdote, pero cuánto más deberíamos mirar hacia el lugar santo de Dios, donde el mismo Jesús, nuestro mediador, el único entre Dios y el hombre, se encuentra haciendo intercesión con su propia sangre sobre nuestra confesión. Amén. "Amén" significa "así sea". Yo lo creo con todo mi corazón.

Ahora, ese mismo Jesús es el mismo Sumo Sacerdote hoy. La Biblia así lo dice (Heb. 4:14-16). ¿Será cierto esto, hermanos ministro? Que, “Él es ahora un Sumo Sacerdote a la diestra de Dios, el Padre, sentado allí para siempre hacer intercesión, un Sumo Sacerdote que puede ser tocado por el sentimiento de nuestras debilidades.” ... sólo dirígete a Dios en esta noche, “Padre Celestial, estoy enfermo. Necesito ayuda. Estoy usando toda la fe que tengo. Yo sé que no es aquel hombre allí de pie. Aquel es sólo un hombre como yo, o mi esposo, o mi hermano. Pero yo creo que el hombre dijo la verdad porque es la Escritura. Y yo creo que Tú eres ahora un Sumo Sacerdote. Déjame tocarte, Señor, y Sé es el mismo de ayer... [5]

La Biblia dice que Él subió a lo alto, y se sentó a la diestra de Dios (Ef. 1:20-23). ¿Creen eso? Él está allí para interceder, y Él es nuestro Sumo Sacerdote que puede ser tocado por el sentimiento de nuestras debilidades. ¿Lo creen? Nuestro único intercesor entre Dios y el hombre es Jesucristo. Esto es según la Biblia. Quizás hayas intentado por otro medio. Pero sólo hay Uno al que Dios escucha, y ese es Jesucristo. Correcto. Observe como lo establece allí un sumo sacerdote, el mismo ayer, hoy y siempre.

Ahora, si Él estuviera caminando aquí esta noche, y tienes fe para creer que Él puede sanarte, así como esa pequeña mujer que creyó que Dios estaba en Su Hijo... Ahora, ustedes creen que Dios está en Su Palabra. Ustedes creen que Dios está en su pueblo.

Jesús resucitó de entre los muertos, volvió al Espíritu Santo, y regresó de nuevo para viviendo en su pueblo para hacer las mismas obras que Él hizo. Y la hora se ha acercado para que esto se cumpla, porque el fin de la dispensación Gentil está a la mano. Él lo hizo al final de los Judíos, al final de los Samaritanos, y ahora al final de los Gentiles, tal como Él lo hizo entonces: ha prometido hacerlo de acuerdo a la Escritura. [6]

Ahora, Él es el Sumo Sacerdote de su confesión. Él sólo puede, sólo te ayudará a medida que tú creas. Si usted ha confesado sus pecados, si usted ha confesado sus errores, si usted ha hecho todo, si te has confesado deudor, lo que sea que hayas confesado, ahora yace en el altar de sacrificio. Ahora, pon tus manos sobre Jesús e identifícate. Usted se identifica por fe. Coloque sus manos sobre Jesús. Y entonces, cuando tú haces eso, mira hacia Él y di: “Yo lo recibo, Señor. Yo ahora te creo.”

Oh, lo creen ahora, con tu sacrificio en el altar... En el altar, lo que has puesto allí, todas tus diferencias, las has puesto en el altar, ahora por la fe, pon tus manos sobre tu Sacrificio, Jesús, Quién está sentado a la diestra de Dios para hacer intercesión por ti sobre tu confesión, que tu crees de todo corazón que Él ha aceptado lo que le has ofrecido a Él (Hebreos 7:25-27). Si usted cree que Jesucristo ha aceptado lo que le ha ofrecido a Él esta mañana, “Te doy mi vida, Señor, he sido frío; he sido indiferente. Yo he hecho cosas que no debí haber hecho. Pero a partir de este momento quiero estar más cerca de ti, y creo que lo recibiré. Pongo mis manos en Ti ahora mientras hago mi confesión.” [7]

Cuando Él estuvo sobre la tierra, como dije, Él cuidó tanto de la gente al punto que sanó a sus enfermos, consoló sus corazones, les habló acerca de un lugar a donde Él iría y prepararía para ellos, y vendría otra vez para tomarlos a Sí Mismo. Él cuidó de ellos. Y noten, Él tuvo tanto cuidado que cuando Él supo que debía irse para traernos esta gran cosa, Él dijo: “No los dejaré sin consuelo, sino que les enviaré al Espíritu Santo, y Él continuará Mi cuidado por ustedes”, hasta que Él regrese (Juan 14:15-20). No hay nadie que cuide como Jesús. Sabiendo que Su Cuerpo, como un Sumo Sacerdote, en la obra de mediación que Él está haciendo ahora, ese Cuerpo debe estar en la Presencia de Dios permanentemente para hacer intercesión de tal modo, que Dios no puede ver el pecado del pecador; Él ve solamente la Sangre de Su Propio Hijo. Y sabiendo eso, Él envió de vuelta al Espíritu Santo para continuar consolando a Su pueblo. ¿Tiene Él cuidado? Ciertamente, Él tiene cuidado. Ahora, Él iba a continuar cuidando del pueblo, Su pueblo en la tierra, de la misma manera que Él cuidó de ellos cuando estaba aquí.

Un hombre cayó muerto aquí mismo en la plataforma, enfrente de nosotros hace como tres semanas. Su esposa es una enfermera calificada que está aquí. Ella lo examinó, su corazón no funcionaba, no tenía pulso. Coloqué mis manos sobre él, él estaba muerto, y simplemente invoqué su espíritu en el Nombre de Jesucristo y él se levantó inmediatamente. ¿Ve? ¿Qué es eso? Él es la Resurrección y la Vida. No fui yo. Fue el Consolador que actuó, el Espíritu Santo intercediendo por nosotros. ¿Ve? Nosotros lo hemos aceptado a Él; ahora depende de Él el hacer intercesiones. ¿Podría Dios salvarlo a usted en contra de su voluntad? Ciertamente que no. Él no puede sanarlo a usted en contra de su voluntad. Usted tiene  que creerlo.

La Biblia dice que Él es el Sumo Sacerdote, ahora mismo un Sumo Sacerdote, sentado a la diestra de la Majestad de Dios, para hacer intercesiones sobre nuestra confesión. Nosotros confesamos que lo creemos y queremos tocar al Sumo Sacerdote. Y nosotros lo tocamos a Él, ¿cómo actuaría Él? Él está aquí en la forma del Espíritu Santo. Entonces Él respondería directamente y le diría exactamente. ¿Es eso correcto? [8]

Pero bajo el Sexto Sello, fue dónde estás Trompetas se abrieron (Ap. 6:12-17). Recuerden: allí, nos damos cuenta que el Cordero vino, apareció en la escena. Él había dejado el Propiciatorio. Su obra de redención estaba terminada. Y El vino y tomó el Libro de la mano derecha del que estaba sentado en el Trono, y "el tiempo no sería más". E inmediatamente un Ángel apareció en el capítulo 10 y el versículo 7, diciendo, aquel Ángel descendió y juró que el "tiempo no sería más". Pero, ¿ven Uds.?, en ese Libro estaba lo que estaba redimido. Era el Libro de redención. Y todo lo que Él había redimido estaba escrito en ese Libro. Todos por los que El murió estaban escritos en el Libro, y Él no podía dejar Su Trono de mediación hasta que Él hubiese completamente redimido. Y Él no los podía redimir en la cruz, porque ellos estaban predestinados en el Libro de la Vida del Cordero, y El se tenía que quedar allí para interceder hasta que esa última persona fuera llamada. ¡Gloria! Pero un día Él se levantó de allí, salió. ¿En dónde estaba el Libro? Todavía estaba con el Dueño del Abstracto, Dios Todopoderoso. Y Juan miró alrededor de él y lloró, porque no había hombre digno ni siquiera de mirar el Libro y especialmente de abrir los Sellos, para revelar lo que era el misterio oculto. Los misterios estaban en los Siete Sellos.

Cuando estos Siete Sellos fueron abiertos, eso abrió toda la Biblia. ¡Los Siete Sellos! Estaba sellado con Siete Misterios, y en esos Siete Sellos estaba guardado todo el misterio de Ello. Y era el Libro de Redención, el Nuevo Testamento. No el Antiguo. Ese únicamente proclamaba el Nuevo Testamento. "Ellos no pueden ser perfeccionados sin nosotros" (Hebreos 11:39-40). ¿Ven? ¿Ven? Ahora, la redención únicamente vino cuando el Redentor murió. Y ellos lo estaban potencialmente, bajo la sangre de corderos, no del Redentor; no habían sido redimidos todavía, hasta que vino el Redentor. Juan miró alrededor de él, y no había hombre en el Cielo, ni hombre en la tierra, ¡nadie!, ni Ángel, nadie podía tomar el Libro, ni desatar los Sellos, ni siquiera mirarlo. Ningún hombre era digno. Juan dijo que él lloró amargamente. Entonces vino a él un Ángel, dijo: "No llores, Juan, porque el León de la Tribu de Judá ha prevalecido, y Él es digno" (Ap. 5:1-10).

Y Juan miró esperando ver un León, ¿y qué encontró él? Un Cordero; y era un Cordero ensangrentado, un Cordero que había sido inmolado (I Pedro 1:18-20). ¿Desde cuándo? Desde la fundación del mundo (Ap. 13:8). El Cordero salió, se encaminó hacia el que tenía el Libro en Su mano derecha, y recibió el Libro; subió al Trono y se sentó. Eso lo concluyó. Se terminó. ¿Cuándo? Cuando los Sellos fueron revelados. Cuando el último que... todo lo que Él había redimido... no había nada.... Él vino a redimir. Ud. dice: "¿Por qué Él no los redimió hace cuarenta años? ¿Hace dos mil años?" Sus nombres están en el Libro de la Vida, en ese Libro. Y Él se tenía que quedar allí, porque era el propósito de Dios para redimirlos. Sus nombres fueron puestos en el Libro de la Vida del Cordero antes de la fundación del mundo. El Cordero fue puesto allí en Él, para ser inmolado. Ahí vino el Cordero que fue inmolado, regresó para interceder.

¡Obsérvenlo a Él! Habrá mucha imitación, mucho de todo lo demás, pero realmente había alguien que iba a ser salvado, pues la Iglesia fue predestinada para que no tuviese mancha ni arruga. Ella va a estar allí (Ef. 5:25-27). Y el Cordero murió para ese propósito. Y luego cuando fue redimido el último nombre en ese Libro, el Cordero salió y tomó el Libro: "¡Yo soy el que lo hizo!" [9]

¿Ven?, todos en la edad Luterana, Él los sacó fuera. Todos en la edad de Wesley, Él los sacó fuera. Todos en las diferentes edades, la edad Pentecostal, Él los saca fuera. Ellos están acá, no serán juzgados con aquellos. Ellos serán raptados. Y entonces, cuando salga el último nombre que fue puesto en el Libro de la Vida del Cordero, el cual fue inmolado antes de la fundación del mundo; cuando ese último nombre haya sido redimido, Su trabajo queda terminado, El viene para reclamar lo que ha redimido. Eso hace que nuestro corazón sangre. Pero sí eso continuara mil años más, no habría ninguno redimido. Y ninguno puede ser redimido a menos que haya sido puesto en el Libro de la Vida del Cordero antes de la fundación del mundo. ¿Quiénes son ellos? Yo no lo sé. Nadie más lo sabe, ¿ven?, sólo Dios. Estoy confiando que cada uno de nosotros, que nuestros nombres estaban en ese Libro. Si el mío estaba allí, yo estoy seguro de estar allá; si no estaba, no estaré allá. Eso es todo. ¿Ven?, eso, eso depende de Dios. “No es del que quiere, no es del que corre, sino de Dios que tiene misericordia” (Rom. 9:14-16). [10]

Referencias:
[1] “El Primer Sello” (63-0318), par. 51, 59-60, 105
[2] “El Tercer Sello” (63-0320), par. 29-30, 34-35, 37-42, 270-272,
[3] “El Cuarto Sello” (63-0321), par. 393-395
[4] “El Sexto Sello” (63-0323), par. 63, 133-134
[5] “Uno Mas Grande Que Salomón Esta Aquí” (63-0605), par. E-43-E44 + E-91
[6] “Muéstranos Al Padre” (63-0606), par. E-98
[7] “Conferencias” (63-0608), par. E-114-E-115
[8] “¿Él Cuida De Ti, Tu Cuidas de Él?”, (63-0721), par. 34, 173-174, 177
[9] “Almas Encarceladas Hoy” (63-1110M), pg. 24-25
[10] “Él Que Esta En Vosotros” (63-1110E), par. 45



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    En forma condensada presentamos lo que el Mensaje de Dios para nuestro día dice acerca de distintos temas.

    “…viene uno con un Mensaje que cuadra perfectamente con la Biblia, y una obra rápida dará la vuelta a la tierra. Las simientes saldrán en los periódicos, en material de lectura, hasta que cada Simiente predestinada de Dios lo haya escuchado.” [Hno. Branham en C.O.D., 62-0527, pár. 179]

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